El acto protocolar por los 100 años de la Escuela de Bellas Artes de la UNT terminó con forcejeos, insultos y una manifestación en la esquina de Jujuy y Crisóstomo Alvarez. Alumnos, padres y algunos docentes de la escuela, actualmente instalada en el ex Herman Hollerith (Laprida al 200), reclamaron la construcción de un edificio propio para terminar con los problemas edilicios que sufrieron históricamente.
Empleados de seguridad del Rectorado y policías de la provincia custodiaron el teatro Alberdi durante el acto presidido por el rector, Juan Alberto Cerisola. Los alumnos tenían planeado manifestarse durante la ceremonia, pero los custodios les revisaban las mochilas antes de ingresar para prevenir disturbios. Sin embargo, consiguieron decir unas palabras por megáfono y realizaron una intervención artística en la sala.
El alumno Ignacio González, de tercer año, hará hoy una denuncia porque, asegura, un miembro de seguridad del Rectorado lo golpeó en la entrada de un palco, mientras se preparaban con sus compañeros para hacer un reclamo por megáfono. "Nos juntamos todos en el palco y yo quedé detrás del hombre que cuidaba, me pedía que me corra y yo me quedaba quieto, entonces me agarró con las dos manos y me apretó las costillas con las dos manos. Ahí le grité que no me toque, entonces todos mis compañeros y algunos padres se acercaron a ver qué pasaba", detalló González.
A pesar de la insistencia de LA GACETA, el empleado no docente no quiso identificarse y solo dijo que el alumno "lo había agredido primero", pisándolo; a continuación, tomó un taxi y se retiró. Cecilia Sáenz, mamá de la primera escolta de la bandera argentina, lamentó "el clima de violencia" generado en lo que debía ser un festejo. "Los chicos hacían un reclamo necesario y justo, es bueno que se los escuche y entristece que tanto ellos como los padres hayamos tenido que pasar por este mal momento. Quizás los chicos no se manifestaron de un modo que esperamos los adultos, pero sí fue una manifestación pacífica: no rompieron nada ni hicieron destrozos, solamente querían hacerse escuchar por un justo reclamo", analizó. LA GACETA ©